La familia Sánchez Velarde lleva más de ocho años buscando justicia por el feminicidio de Fernanda, así como por el bebé que esperaba cuando fue asesinada en 2014. Estas fueron las palabras que expresó la mamá de la joven ante el juez.
El pasado 5 de agosto, Magdalena Velarde Tepoz llegó a los Juzgados de Cuautitlán, en el Estado de México, con una genuina sonrisa. Finalmente había llegado “el día”, tal como le expresaron las personas que acudieron a acompañarla.
Ese era el día que estaba marcado en el calendario para que el juez Edson Apolo Dionisio Santos emitiera una sentencia de culpabilidad contra Led “N”, presunto feminicida de Fernanda Sánchez Velarde, hija de la señora Magda.
Pero las palabras que pudieron haber dado un respiro a la familia Sánchez Velarde no se pronunciaron, al menos no ese día. La audiencia —en la que se realizaron los alegatos finales— se aplazó debido a una demora por parte del tribunal y de los abogados de Led, quienes en un intento por “cansar” a la autoridad judicial extendieron su discurso por casi una hora.
Después de presentados los alegatos por ambas partes, el juez dio la palabra a Magdalena Velarde. Su voz pasó de ser firme a temblorosa, pero de principio a fin clamó justicia para su hija. Dionisio Santos tenía la mirada fija en ella, mientras que Led, sentado en una cabina, se limitó a voltear a otro lado.
“Señoría, el cuerpo de mi hija habla: ella fue asesinada. Es justo que se le haga justicia. Mi hija merece justicia por lo que le hicieron, le arrebataron la vida”.
Magdalena Velarde.
En una audiencia previa en la que Led “N” declaró ante el juez y se deslindó de cualquier tipo de violencia ejercido contra Fernanda, la señora Magda confesó a Marejada que quería hacerle una sola pregunta al presunto feminicida de su hija y era “¿por qué mientes tanto?”, pero no tuvo oportunidad.
“Los cuerpos hablan”
Ximena Ugarte, asesora jurídica de la familia Sánchez Velarde, leyó ante el juez los alegatos de clausura, recordando la violencia que Fernanda sufrió durante su relación y matrimonio con Led “N”.
“Los cuerpos hablan, y esto es lo que nos dice el cuerpo de Fernanda”, expuso la abogada antes de referirse a los trabajos realizados por tres peritos, tanto en la escena del crimen como los análisis post-mórtem.
Fernanda, de solo 18 años, madre de un bebé y con un embarazo de cuatro meses, fue localizada sin vida el 4 de enero de 2014 en el domicilio que compartía con la familia de su esposo, en el municipio de Cuautitlán Izcalli.
La familia de Led encontró a la joven colgada en el patio de la casa y con heridas en las muñecas. Todo parecía indicar que se trató de un suicidio, si no fuera por lo que revelaron los peritajes.
En la escena del crimen no había un banco o escalera que pudiera indicar que la joven subió para quitarse la vida, lo cual era indispensable si se toma en cuenta que la separación entre sus pies y el suelo fue de 60 centímetros. Las cortadas en sus muñecas tampoco eran consistentes a una autolesión y no había sangre en la zona donde se encontró el cuerpo.
Además, el cuerpo de Fernanda presentaba 13 lesiones en distintas zonas, una de ellas en la parte frontal de la cabeza, con lo que la defensa legal de la familia Sánchez Velarde logró determinar y reconstruir de forma consistente la mecánica de los hechos:
Fernanda fue abusada sexualmente, luego golpeada hasta que perdió la conciencia y por último asfixiada, pues hay un surco en su cuello, que son tres dedos y que da cuenta de que no pudo ser una maniobra de suicidio, sino realizada por otra persona.
Antes de llegar a ese punto, “Fernanda fue privada de una vida libre”, señaló Ugarte. Led la conoció cuando ella apenas tenía 15 años y él 20, cometió abuso al embarazarla siendo aún menor de edad y, “aprovechándose de su vulnerabilidad”, se casaron por el civil y comenzó a aislarla de su familia y amigos, resaltó la abogada.
Durante su relación, Led hizo su vida: no dejó de estudiar, de divertirse, de salir con sus amigos e incluso de tener una relación extramarital. En tanto que Fernanda estaba confinada en la casa, siendo obligada a abandonar la escuela para cuidar al hijo en común y para trabajar con la familia de su esposo.
La abogada Ugarte también hizo otras revelaciones, como el hecho de que Fernanda no era alimentada debidamente mientras vivió con Led, que en varias ocasiones los papás de la joven vieron moretones en sus brazos y que incluso una de esas agresiones le habría causado un aborto.
Para la familia de Led todo se trataba de “discusiones normales”, como con “cualquier pareja joven que tiene altibajos”, según las declaraciones que rindieron ante la autoridad ministerial.
“Esto es lo que nos dice el cuerpo de Fernanda: no fue suicidio, fue feminicidio”, concluyó Ximena Ugarte.
Estrategia revictimizante
En sus alegatos finales, los abogados defensores de Led “N” se limitaron a desestimar los peritajes presentados por el Ministerio Público, así como a acusar a la familia Sánchez Velarde por lo que le ocurrió a Fernanda.
Por casi una hora, los litigantes leyeron una serie de señalamientos revictimizantes, como “por qué el papá de Fernanda no denunció cuando la vio con moretones”, “por qué Magdalena Velarde miente sobre la relación de su hija con Led” o “por qué no reconocen que los hermanos de Fernanda (Daniel y Alberto, que por cierto fueron asesinados en 2017) amenazaron a su cliente”.
También hablaron sobre la credibilidad de los peritos que el Ministerio Público presentó para sostener la acusación por feminicidio, señalando que, a su parecer, “no están preparados”. Y aprovecharon para resaltar los testimonios iniciales de la familia de Led.
Roberto Sánchez, papá de Fernanda y quien estaba presente en la sala de audiencias, tuvo que contener el gesto de indignación ante dichas declaraciones, se limitó a ver al frente y respirar hondo. “¿Cómo ve todas las mentiras que dijeron allá dentro?”, expresó a Marejada.
Ese 5 de agosto la audiencia concluyó sin un veredicto. “Me duele el cuerpo”, dijo la señora Magda afuera de los juzgados después de los alegatos finales. “Ya falta poco”, le decían otras familias y activistas que la acompañaban.
El Ministerio Público solicita al juez que, de ser hallado culpable, a Led “N” se le imponga la pena máxima por feminicidio, que es de 70 años, así como ocho años de prisión por aborto y las respectivas indemnizaciones económicas establecidas en el Código Penal del Estado de México.
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